miércoles, 15 de julio de 2009

Tipo de contrato al que pertenece Camino de vida

Jean Jacques Roussean identifica que existen tres modelos sociales fundamentales: modelo adscriptivo, modelo semi-adscriptivo y modelo abierto. Estos tres modelos son paradigmas que son las bases de la organización y el estilo de vida de los diferentes grupos humanos. Además ayudan a interpretar las transformaciones de los criterios que rigen las organizaciones sociales de los hombres a lo largo de la historia. Cada paradigma radica en las normas bajo las cuales una comunidad se ha determinado como tal. A esos términos se le denomina contrato social.

A continuación se va a identificar a qué paradigma o tipo de contrato sagrado pertenece la comunidad “Camino de vida” que es una iglesia cristiana evangélica que se basa en principios estrictos que los miembros de la iglesia deben cumplir. Además, después de identificar el tipo de contrato sagrado al que pertenece este grupo se irá comparando y explicando por qué no pertenece a los otros paradigmas.

Luego de haber leído minuciosamente la lectura de “Contrato sagrado y contrato secular: paradigmas de vida social” se puede afirmar que la comunidad “Camino de vida” pertenece al modelo semi-adscriptivo. Este segundo paradigma consiste en que una persona puede ser parte de la comunidad con tan solo aceptar todos los principios fundamentales de dicha colectividad. En este caso, la persona que quiera pertenecer a la comunidad evangélica “Camino de vida” debe de estar dispuesta a cumplir con las normas, principios y a creer en las afirmaciones de dicho grupo, tal como “la biblia es la única norma de fe que contiene la palabra de Dios” o “En un Dios eternamente existente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo”.

La diferencia radical con el modelo adscriptivo (que consiste en que la única forma de pertenecer a una comunidad es teniendo un vínculo de parentesco; es decir, todo aquel que no haya nacido dentro de dicho grupo no puede pertenecer a esa comunidad) es que en el modelo semi-adscriptivo la persona se hace o se convierte, pero no es necesario que nazca o que lleve la sangre de los miembros de dicha comunidad. En “Camino de vida”, como en cualquier otra comunidad que pertenezca al modelo semi-adscriptivo, no importa si la persona haya nacido judío, romano o que antes haya formado parte de otra colectividad, lo que importa es que la persona esté dispuesta a comprometerse a cumplir las normas que rigen la comunidad, en este caso, “Camino de vida”. En otras palabras, la gran diferencia que existe con el modelo adscriptivo es que en el modelo semi-adscriptivo no importa la naturaleza de la sangre ni el origen biológico ni racial. Para pertenecer a la comunidad sólo basta con la voluntad que tiene la persona de integrarse al grupo, obedeciendo sus leyes.

Por otro lado, si bien es cierto que el modelo semi-adscriptivo es menos excluyente que el modelo adscriptivo, ya que permite que todas las personas tengan la posibilidad de alcanzar la gloria divina con la condición de que acaten todas sus leyes, sigue teniendo limitaciones, puesto que la libertad no se ejerce plenamente. Se dice esto, porque la libertad se ejerce cuando la persona decide, por sí misma, aceptar pertenecer a dicha comunidad de modelo semi-adscriptivo o no, pero la libertad se restringe cuando acepta, ya que si decide pertenecer a esa comunidad debe de acatar todas las normas y leyes que se implanten. No se pueden aceptar unas y dejar o negar otras; es decir, se aceptan todos los principios o simplemente no se acepta ninguno. Además, si se presenta algún reclamo o alguna discrepancia con uno de los principios no se podrá modificar, ya que los seres humanos no han intervenido en el establecimiento de dichas normas. Los principios han sido establecidos por el propio Dios, por ende el dogma sólo será transformado por la propia divinidad.

Finalmente se puede decir que “Camino de vida” no pertenece al modelo abierto, porque éste se basa en la completa libertad y en la autonomía. En este caso, las personas establecen sus propios criterios de vida. En el tercer paradigma la creencia a Dios pierde sentido, abandona el protagonismo al establecerse los principios. Este modelo se basa en el pensamiento racional que es propio de todo ser humano, y es la razón la que permite que los individuos tomen sus propias decisiones.

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